Para que esta receta sea muy rica y sencilla, mi primer consejo es que compres las albóndigas en un lugar de confianza, te ahorrarás el picar la carnes, sazonarla, ponerle ajo y perejíl, huevo, pan rallado… y luego pasar media tarde haciendo bolitas. Yo siempre tengo en el congelador un paquete de mini albóndigas de Carnes Ros.  Son baratas, de confianza y muy sabrosas. Además puedes cocinarlas sin necesidad de descongelar.

Ya las tienes?, pues ten a mano también:

1 huevo

1 tomate

1 cebolla

1 pimiento verde

1 rebanada de pan

Aceite y sal

Fríe en abundante aceite caliente las albóndigas directamente del congelador. Hazlo en pequeñas tandas para que el aceite no se enfría, cuando estén doraditas, (un par de minutos), sácalas de la sarten o freidora y resérvalas en un plato con papel absorbente en el fondo para que se lleve el exceso de aceite.

Después pones a cocer el huevo y en otra sartén sofríes con un poco de aceite  la rebanada de pan, la reservamos. Troceamos la cebolla, el pimiento y el tomate y también sofreímos todo. Cuando está pochado lo pones todo en el vaso de la batidora, junto con la rebanada de pan frito y la yema del huevo cocido.

Una vez pasado por la batidora lo vuelves a poner en la sartén, le incorporas las albóndigas que tenías reservadas, le pones medio vaso de agua, sal y la clara del huevo huevo picada.

Dejamos que cueza todo el conjunto a fuego suave unos 10 minutos y ya lo tenemos listo para servir. Puede ser una tapa de aperitivo o un plato completo en tu menú, puedes disfrutarlas mojando pan o acampañarlas de unas patatas chip. Fácil, no?